Los Centroamericanos y la lucha por la higiene política.
En Guatemala y en Honduras la gente, desafiando la muerte y al único sindicato que tiene el beneplácito del capitalismo y la oligarquía centroamericana, el de sicarios, sale a la calle para asaltar al miedo, la corrupción y la injusticia. Los centroamericanos no quieren tomar el cielo por asalto, como pensaba Marx a propósito de la Comuna de París, los centroamericanos están empachados de tener que decirles a los niños que no entienden por qué se quedan sin padres, madres, hermanos, tíos o amigos, que todos ellos se han ido al cielo, que están con Dios y se han convertido en una estrella. ¡Las cosas que tienen que inventarse los que quedan vivos para justificar de buena manera, ante los pequeños, el fin que han tenido los ahora muertos! El empacho es una palabra que en Centroamérica se utiliza para designar el malestar de un niño cuando está cansado y harto de tanta lactosa, de tanta leche y de tanto chupar y chupar. Ha llegado el momento en Centroamérica de cagar toda la inmundicia que hemos tenido que chupar para que tres o cuatro empresas mineras, agrícolas, textiles o financieras sean rentables. Defecar es un acto de limpieza humana, de purificación, de higiene y también de placer, por el hecho de poder desechar aquello que de no hacerse, te mataría, al menos así lo entendió Sigmund Freud en el «Malestar de la Cultura». Mientras tanto los Mass-Media en el Atlántico Norte les preocupa si en los supermercados venezolanos hay escasez de papel higiénico. a los centroamericanos no nos ajustará con todo el papel higiénico que hay en el istmo y entonces, sólo entonces, utilizaremos las páginas de sus periódicos con el objeto de limpiarnos con su falta de compromiso y su parcialidad, para conseguir con ese papel arrugado la higiene que tanto nos hace falta.
Sin embargo esto no será fácil, nunca ha sido fácil para quien tiene que dejar hasta la esperanza junto con las llaves del alquiler y buscar la ilusión en donde están aquellos que se la han quitado, en el norte. Las familias centroamericanas, pero no las familias normales y corrientes, no, sino que las familias organizadas en torno a la explotación, al crimen y al capital, las familias de tipo mafioso que no han renunciado a dejar de operar como si la cuarta parte de El Padrino vaya a rodarse en Centroamérica, comienzan a mover fichas por no decir que comienzan a solicitar avales a Washington. En Honduras autorizaron la reelección presidencial y autorizaron la entrada de más de 200 marines que llegaron el martes pasado para ayudar en caso de desastres naturales. Claro, el terremoto, la erupción y el tsunami que la gente de Centroamérica está dispuesta a realizar para librarse de esos parásitos aunque se dejen literalmente la piel, creen que es un desastre natural más, ahora que no tienen la excusa de la Guerra Fría para reprimir a los «bandidos, guerrilleros, terroristas» que sembraban caos en Centroamérica según el Informe Kissinger, y que autorizó a las dictaduras a matar, a desaparecer, a encarcelar a todo obrero, a todo campesino, a todo estudiante que se levantaba y pedía justicia, no porque Churchill, Stalin y Truman no hubieran llegado a un acuerdo de cómo repartirse el mundo, sino que se levantaron porque no querían seguir muriendo afuera de los hospitales, porque querían aprender a leer y a escribir, porque querían tener algo más que la comida para reproducirse y dejar de ser proletarios. ¿Qué culpa tenían los centroamericanos que Marx hubiera sido el que se interesó por analizar la situación de los proletarios del mundo? Cristo también lo hizo, pero da igual, si eras cristiano a cabalidad también te mataban o venía el mismo Papa a Centroamérica a reprimir a todo aquel que osase pensar que podían leer a Cristo sin túnica, sin catedrales góticas o románicas, sin cáliz de oro y zapatillas rojas.
Ya llegaron esos salvadores de la democracia y la libertad, aterrizaron en Soto Grande, una base que paradójicamente tiene la mejor pista de aterrizaje de toda América Central. Toda América Central está plagada de bases similares, Costa Rica, Belice, El Salvador, Panamá, con excepción de algún país, Nicaragua y quizás Guatemala. Ya nadie se salva de esa dinámica. En España, la base Morón de la Frontera en Sevilla un día de estos se convertirá en base militar permanente de Estados Unidos con capacidad de albergar como máximo a 3.500 soldados. Desgraciadamente, buena parte de las voces progresistas de este país no se pronuncian al respecto, claro, es cómodo pertenecer a la OTAN y tener la seguridad que el mayor conspirador del mundo no conspire contra ti, y si lo hace, pues perdón y olvido. ¿O acaso eso no es lo que ha sucedido cuando en 1966 dos aviones norteamericanos se accidentaron en Palomares, Almería, soltando al medio y al ambiente las 4 bombas atómicas que transportaban, de las cuales 2 contaminaron todo a su alrededor? Lo único que no contaminaron fueron las relaciones entre el franquismo y Estados Unidos porque esa unión era perfecta debido al vínculo de sangre, de sodomía constitucional y necrofilia política que a la postre, tanto por Vietnam, Hiroshima, Las Segovias como por Guernica o Teruel, ambos compartían. De ahí que no se haya equivocado Camus no sólo a propósito del maridaje de la ONU y la España de Franco, sino también acerca del actual sistema de Naciones Unidas que es incapaz de detener el rearme nuclear, la desertización del mundo, por favor, si no es capaz ni siquiera de mudarse fuera de Nueva York. «Sobre todo la forma práctica de entrar en las Naciones Unidas es arrugando y ensuciando su Carta inmaculada. Para la O. N. U., como para el marqués de Sade, la unión perfecta sólo es posible en la violación.», Camus dixit.
Los centroamericanos tenemos una responsabilidad por delante, una responsabilidad que no puede esperar ni un segundo más aunque el trust de la comunicación en Estados Unidos, en Europa o incluso en América Latina comience a decir que habrá escasez de papel higiénico en las tiendas para deslegitimar nuestras luchas. Lo que no saben es que en el día de la limpieza hasta los árboles nos regalaran sus hojas y su otoño para adelantarse una estación más cerca de la primavera. Y Neruda nos volverá a cantar: «Podrán cortar todas las flores pero no detendrán la primavera.» No podemos permitir que la primavera centroamericana se convierta en el largo invierno de muerte que ha significado para el mundo árabe, para evitar eso, el primer paso es liberar a Centroamérica de toda injerencia política y militar extranjera.
Por: Fidel Ernesto.
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